Por siglos, el hombre se ha encargado de abusar de la naturaleza para su beneficio personal. Adaptando su entorno a él, extinguiendo recursos para siempre, esclavizando y torturando animales solo por su sabor… estirando el elástico del abuso hasta el punto de que se está rompiendo sin posibilidad de vuelta atrás.
Como humanidad, nacimos en un paraíso y vamos a morir en un pantano de mierda, ahogados en nuestra propia miseria.
¿Hay un pecado más grande que este? Esta es la interrogante que da pie al poderoso discurso de la película “First Reformed”, del talentoso guionista y director Paul Schrader, responsable de historias maestras como “Taxi Driver” o “Toro Salvaje”.
En su última obra, el rol del taxista solitario, reflexivo y sociópata de “Taxi Driver” lo cumple un pastor de la primera iglesia reformada de Nueva York, el reverendo Toller. Un completo perdedor con la necesidad íntima de hacer algo trascendente, que lo redima.
El pastor tiene una vida plana, sin vida, centrada en las labores propias de su pequeña iglesia-museo-casa, como recibir a unos cuantos turistas, limpiar las lápidas del cementerio o destapar el baño. Ni siquiera la misa de los domingos, monótona y sin brillo, lo anima un poco.
Además, en el último tiempo está convertido en alcohólico, quizás como un acto de rebeldía frente a su miseria, a su pasado tormentoso y a la grave enfermedad que lo aqueja.
Una inocente mediación de pareja lo saca de la rutina. Una joven feligresa le pide ayuda para que convenza a su esposo de aceptar la llegada de un bebé y sacarle la estúpida idea del aborto de la cabeza.
Pero el joven, acérrimo activista medioambiental, no da su brazo a torcer: no quiere traer un ser inocente a un mundo que se acabará en 40 años. Es cruel e inhumano, dice.
El guion de Schrader nos regala acá una sincera y poderosa conversación entre un pastor y una oveja descarriada, entre un viejo y un joven, entre el que ignora algo importante y el que lo sabe con certeza abismante.
Y surge la pregunta. El joven, convencido de que la humanidad ha destruido lo más preciado que tiene, le dice: “¿Podrá Dios perdonarnos por lo que le hemos hecho a este mundo?”.
Esa simple pregunta, sin respuesta, enciende en el pastor una llama de curiosidad que le abrirá los ojos sobre lo que pasa en el planeta y en su pueblo. Se llenará de dudas, de amargura, pero también de algo por lo que luchar.
Una interesante historia sobre el vía crucis del pastor, interpretado de manera sólida por Ethan Hawke, y el final del vía crucis del mundo en el que vivimos. Una historia sobre religión y hechos reales.
Pero seguro alguien dirá “bah, religión, Dios… No, eso no tiene nada que ver conmigo, paso”. Bueno, señor ateo, le traduzco la pregunta: ¿Crees que tus nietos te perdonarán por lo que le has hecho a su planeta?